miércoles, agosto 11, 2004

Utopías Opiáceas

Básica y innegablemente la religión católica nos propone una “existencia” mejor en los cielos a partir de nuestro buen comportamiento terrenal. ¿Vale la pena el privarse de supuestos pecados, que a final de cuentas no hacen daño a nadie, sólo por una promesa que no sabemos si será cumplida?
“La religión es el opio de los pueblos”, según Marx. La Iglesia pretende manipularnos predicando una doctrina que, en vez de resaltar las buenas obras de su Creador, Cristo, sólo se enfoca en su sufrimiento, apelando a nuestra lástima e inseguridad para convencernos. Así es como los titiriteros que habitan el Vaticano, nos ciegan y manejan a través de delgadas cuerdas de debilidad moral. Nos prometen un paraíso, de cuya existencia no tenemos prueba, y nos incitan a hacer lo que ellos quieren. Se glorifican por su carácter de institución sagrada, cuyo único propósito es ayudar a la humanidad, especialmente a los más necesitados. Sin embargo, niños mueren por enfermedades y hambre en África, mientras que el Papa se da festines y almuerza con cubiertos de oro, en gigantescos salones, decorados con las mejores pinturas, sedas, y lámparas. No entiendo para que “endiablados” motivos necesita de todo ese lujo para vivir en paz con el Señor. ¿Cuánta comida y medicación se podría comprar si sólo se vendiera o rematara la platería con la que cena cada noche Juan Pablo II y sus amigotes?
Por otro lado, hoy en día las comodidades y la dependencia del hogar hacen que muchas personas continúen transitando la adolescencia en su tercer década de vida. Aunque no parezca la religión contribuye al culto de estas costumbres en la sociedad, dado que nos propone la dependencia de nuestros actos a un ser supremo, perfecto y omnipotente. Nos hace inseguros y desconfiados de nuestras propias capacidades. Así dejamos todo al azar y a la voluntad divina y nos sentimos inhabilitados para realizar las cosas por nuestros propios medios. Según los católicos, el mal es la ausencia de bien, y solo es producido por nosotros, los habitantes terrestres. En cambio todo aquello que es bueno y grandioso es creado por Dios. Creo que la soberbia es un gran defecto, pero si solo el Señor es el productor del bien, ¿qué crédito nos queda a nosotros?. Creo que cada ser humano debe valorarse a si mismo y sentirse feliz con sus logros, y no tener que “culpar” a Dios por los mismos. ¿Quién no siente gratificación cuando sabe que ha hecho el bien?.
Lo más importante primero que nada es valorarnos y respetarnos a nosotros mismos y a los demás, y tener la iniciativa de cambiar, ya que no hay señor que valga si es que nadie se propone cambiar la cruel realidad que no da lugar a esperanzas. No lo hagamos por la utopía del cielo. Tratemos de esforzarnos, no para alcanzar las alturas celestiales, sino para mejorar nuestra existencia terrenal.

La religion es una forma de desvalorizacion personal...Ustedes son alguien!!!

Salu2!!!













2 Alguien leyo? --->

Anonymous Anónimo said...

pues tampoko entendi tu blog ....
www.my-star.blogspot.com

11:58 p. m.  
Blogger Eze said...

el mejor... lo que pienso pero no tengo conocimientos religiosos asi que no lo escribo, no quiero utilizar terminos que no son mios sin saber siquiera d dodnde provienen, asi que no lo escribo, pero vos que estas mas informada, zarpado!

1:10 p. m.  

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